viernes, 3 de diciembre de 2010

Puentear

Hay una expresión que se emplea en forma habitual en el mundo de las academias preuniversitarias, entre los docentes, para designar al lapso de tiempo (a propósito el uso de esta locución es frecuente y admisible) en la cual a un profesor no le han asignado un número de horas para el dictado durante el día, y para ello se acostumbra escuchar- sobre todo cuando recién empiezan los ciclos académicos- “me han puenteado”.
En mi caso, en este mes de diciembre  en que los salones se “fusionan”, los días jueves enseño Literatura en una academia de preparación para estudiantes que postulan a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), y me corresponde un horario, por la mañana y parte de la tarde hasta las 4pm, en donde tengo un puente desde las 11 hasta las 3 de la tarde. Como algunos colegas si laboran a esa hora, acostumbro emplear ese “rato libre” en adelantar el almuerzo sin la compañía más que de mis libros. Lo curioso de ello radica en que Cristian, amigo chef quien me atiende a esa hora, sonríe al verme entrar a la casa Restaurant, como lo hemos bautizado por atender desde su hogar a puertas cerradas, y me dice: “¡Qué tal puente que te han dejado!
Algunos  comensales- muchos de ellos periodistas de América Televisión, Canal N y algunos de TVPerú- que en ciertas oportunidades solían escuchar esa jerga académica, cuando conversaba con mis colegas, se mostraron sorprendidos porque el término se hizo algo más extensivo del ámbito profesoral para convertirse en una expresión que connote ‘periodo de descanso o reposo forzado’ para quienes estaban en frente de la vereda.


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